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El impacto emocional de vender tu casa

“El hogar es donde está el corazón”, dice un refrán, y vender tu apreciada casa puede hacerte sentir como si te hubieran robado años de recuerdos, amistades y vecinos. Si la venta implica un cambio de vida no deseado, cada paso del proceso puede parecerte una tortura china.

 

Nuestra clienta Ascensión T., vendió su casa de Madrid en diciembre de 2017, debido a una separación. Hubo mucha frustración e ira en el proceso.

 

“Las fechas de los contratos cambiaban constantemente, parecía que nunca llegaría el día de firmar todo en la notaría”, dice. "Lo que debería haber sido una venta relativamente fácil, desde el punto de vista legal y logístico, fue innecesariamente complicado".

 

Vender tu casa puede ser agridulce si te estás cambiando a una casa más grande, si te mudas más cerca de tu familia, si aceptas una nueva oportunidad profesional o cambias a una casa que te gusta más, incluso siendo más pequeña que la anterior. En otros casos, el proceso de venta puede ser angustioso, por ejemplo, si estás sufriendo un cambio de estilo de vida importante y te mudas a una zona que te gusta menos o la nueva casa es peor, en todos los aspectos.

 

El espacio físico y los lugares de nuestro entorno pueden estar muy ligados a la memoria, y es donde se han creado nuestros recuerdos. Por ello, a veces, es difícil deshacerse de ese espacio y para nosotros puede tener más valor que cualquier cantidad económica. 

 

Celia G, una profesora de educación secundaria, vendió su piso del barrio de Aluche, en Madrid, para mudarse a un ático en San José de Valderas, en Alcorcón. Con el cambio obtuvo una estupenda terraza y la posibilidad de ir caminando al colegio donde trabaja. Pero se emocionó cuando llegó el momento de dejar su casa por última vez.

 

“Nunca te olvidas de la casa que tenías cuando tus hijos eran recién nacidos”, dice. “Pero me río cuando pienso que probablemente todavía haya pedazos de plastilina pegados detrás de los radiadores del cuarto de los niños, y puede que aún esté mi chancleta perdida detrás de la caldera".

   

Después está el hecho de que puedes sentirse apegado a tu hogar, debido a todo el tiempo y trabajo que has dedicado a las reformas y mejoras. Tal vez tu hogar te parezca como una extensión de lo que eres, por lo que venderlo te hace sentir como si dejaras ir una parte de tu propia identidad. En otros casos, los problemas económicos pueden hacer que el cambio a una casa peor lo sintamos como un fracaso, donde será muy difícil desprendernos de ella y nos cueste más llegar a un acuerdo razonable para la venta.

Vender es una montaña rusa emocional

 

El proceso de venta de una casa puede ser como una montaña rusa impredecible y emocional. Hay momentos concretos del proceso en los que es más probable que estallen las emociones.

 

Decidir el precio de venta. Una casa llena de recuerdos puede tener un gran valor para ti y es posible que desees poner un precio alto. Pero su precio debe valorarse en función de los atributos medibles de la casa, no en los recuerdos de tus hijos corriendo por los pasillos o en los meses que invertiste en decorarla. Recuerda que la belleza está en el ojo del espectador y cuando se trata de la venta de una casa, no es una excepción. Como solemos aconsejar desde Alvania Consultores Inmobiliarios: “No te lo tomes como algo personal cuando la gente que visite tu casa no valore lo que está viendo”. "Sólo hace falta que a una persona o familia le guste tu casa".

 

Preparación de la casa para la venta. A medida que comiences a organizar tus pertenencias y a preparar tu casa para las visitas, los recuerdos que has creado en cada rincón podrían aflorar. Trata de darte un margen de tiempo adicional para prepararte, de modo que puedas hacer una pausa y reflexionar si lo consideras necesario. En última instancia, tu objetivo es eliminar los artículos personales y minimizar la cantidad de decoración de tu hogar. La idea es que cualquiera que pase por allí debería poder imaginarse viviendo en esa casa. Esto puede hacer que tu casa parezca menos personal durante el proceso de venta, pero es el objetivo.

 

Disgustarse con posibles compradores. Es posible que los compradores no sientan lo mismo que tú acerca de la casa. Seguramente los escuches haciendo comentarios sobre el tamaño de la cocina o la cantidad de luz que entra por las ventanas. Es normal que compartan impresiones sobre los aspectos de la casa que no les gustan. La realidad es que los posibles compradores tienen necesidades y deseos, que significan mucho para ellos, y esperan encontrar una casa que se ajuste a sus criterios.

 

Discrepancias en las negociaciones. Cuenta con tener que negociar y hacer concesiones. Incluso cuando hayas firmado un contrato, podrían surgir situaciones y razones por las que un acuerdo podría fracasar. Hay casos en los que pasan semanas o incluso meses antes del cierre. Si bien el proceso puede ser estresante, es útil recordar que es el proceso habitual de venta de viviendas.

Trabaja con tus emociones, en lugar de luchar contra ellas

 

Si bien la experiencia de vender una casa en sí puede ser estresante, es posible ser consciente de tus emociones para que puedas aceptarlas.

 

Acepta tus sentimientos. Comprende que las emociones fluctuarán a lo largo del proceso. Un comprador que se echa para atrás y que causa un retraso, no es algo personal, es el proceso habitual de la venta. Con suerte, este retraso puede ayudarte a abordar cualquier problema con calma y consideración.

 

Identifica tus puntos débiles personales. Si conoces qué es importante para ti en el proceso de venta, es posible que puedas actuar para evitar que estos factores influyan en tu decisión. Por ejemplo, puedes tener una imagen predefinida del tipo de familia que se debería mudar a tu casa. Esto podría hacer que tú estés predispuesto a aceptar una oferta de alguien que crees que aprovechará al máximo tu casa, incluso si otros ofrecen más dinero, pero la realidad es que tú realmente no sabes lo que podrían hacer una vez les entregues las llaves. Sé consciente de estas emociones y de cómo pueden afectar a tu decisión a la hora de aceptar o rechazar una oferta.

 

Sé paciente. Vender una casa puede llevar semanas o meses. Incluso si tienes un contrato de reserva firmado, cuestiones como tasaciones y concesiones de hipotecas pueden retrasar todo. Es muy común que emociones como la frustración y la preocupación afloren a lo largo del proceso de la venta, especialmente si es largo. Sé consciente de que todo te llevará dos o tres veces más de lo que puedas imaginar.

Reflexiones finales

 

Por difícil que sea desprenderte de tu casa, tu próxima parada también se convertirá en un hogar, lleno de risas, buenos momentos y dulces recuerdos. Nuestra amiga Ascención vive ahora en el campo y tiene que conducir 45 minutos para ir al trabajo, un viaje mucho más largo que cuando compartía vivienda con su exmarido.

 

Pero "la paz, la naturaleza y los atardeceres valen la pena", dice. “Creo que lo que más felicidad me ha aportado el cambio de casa es cómo la calma ha llenado mi vida”, explica. "Puedo ver las estrellas las noches que no hay nubes y tengo una hermosa vida natural viviendo en mi jardín".

 

Vender una casa es una de las decisiones económicas y emocionales más importantes que tomarás. Al saber cómo afectan las emociones a tu toma de decisiones, podrás decidir con más criterio y acierto.

 

 

 

 

 

 

Este artículo sólo tiene fines informativos y no debe interpretarse como asesoramiento financiero, fiscal, legal o de seguros. Alvania Consultores Inmobiliarios siempre recomienda que, antes de tomar ninguna decisión, contactes primero con uno de nuestros consultores para analizar tu caso particular. 

 

 

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